sábado, 30 de agosto de 2008

Disposiciones

Compañeros, enterradme en Isla Negra,frente al mar que conozco, a cada área rugosade piedras y de olas que mis ojos perdidosno volverán a ver.Cada día de océanome trajo niebla o puros derrumbes deturquesa,o simple extensión, agua rectilínea, invariable,lo que pedí, el espacio que devoró mi frente.
Cada paso enlutado de cormorán, el vuelode grandes aves grises que amaban elinvierno,y cada tenebroso círculo de sargazoy cada grave ola que sacude su frío,y más aún, la tierra que un escondido herbariosecreto, hijo de brumas y de sales, roídopor el ácido viento, minúsculas corolasde la costa pegadas a la infinita arena:todas las llaves húmedas de la tierra marinaconocen cada estado de mi alegría,sabenque allí quiero dormir entre los párpadosdel mar y de la tierra . . .Quiero ser arrastradohacia abajo en las lluvias que el salvajeviento del mar combate y desmenuza,y luego por los cauces subterráneos, seguirhacia la primavera profunda que renace.
Abrid junto a mí el hueco de la que amo, yun díadajadla que otra vez me acompañe en latierra.

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